miércoles, 4 de julio de 2012
Capitulo 25
Justin
2.8 °C
Nosotros no corrímos hacia la casa.
Correr habría significado reconocer algo que yo no estaba dispuesto hacer frente con ella a mi lado, algo que yo era. . .
En su lugar, caminamos con pasos grandes, hojas y ramas se rompían bajo nuestros pies, nuestros alientos ahogaban los otros sonidos de la noche. Esta era fría y serpenteaba bajo mi cuello, sentía el endurecimiento de la piel convirtiéndose en piel de gallina. Si no soltaba su mano, estaría bien. Un giro erróneo nos llevaría lejos de la casa, pero yo no podía concentrarme en los árboles que me rodeaban. Mi visión brillaba con los recuerdos de humanos cambiando bruscamente a lobos, cientos de cambios que había presenciado durante mis años con la manada.
El recuerdo de la primera vez que había visto cambiar a Jeremy estaba grabada en mi mente, era más real que la puesta de sol rojo que gritaba a través de los árboles en frente de mí y ____________. Me acordé de la blanca y fría luz que entraba por las ventanas de la sala en casa de Jeremy, y recordé la línea de sus hombros que se sacudía mientras él se tomaba armas del la parte trasera del sofá. Me quedé junto a él, mirándolo, no había palabras en mi boca.
-¡Sáquenlo de aquí!- Jeremy gritó, con la cara hacia el pasillo, pero con los ojos cerrados. - ¡Ulrik, llevate a Justin fuera de aquí!-
Los dedos de Ulrik que en ese entonces rodeaban mi brazo era tan ajustados como los dedos de ___________ que me tomaban ahora, tirando de mí a través de los bosques, conduciéndonos de nuevo sobre el camino que habíamos tomando antes. La Noche se acurrucaba en los árboles, esperando alcancanzarnos, fría y negra. Pero _________ no apartó la mirada del sol que brillaba a través de los árboles mientras se dirigía hacia él. La aureola brillante del sol me cegó, haciendo siluetas entre los árboles, y de repente yo tenía siete años de nuevo.
Vi la estrella de mi colcha tan claramente que me tropecé. Mis dedos se agarraron de la tela, arrugando la y rompiéndola entre mis manos.
-¡Mamá!- Mi voz se quebró en la segunda sílaba. -Mamá, me voy a enfermar!-
Yo estaba enredado en el suelo entre mantas y el ruido y vómitos, temblores y arañaba el suelo, tratando de aferrarme a algo, cuando mi madre llegó a la puerta de la habitación, era una silueta familiar. La miré, mi mejilla se apoyaba contra el suelo, yo empezaba a decir su nombre, pero ningún sonido salió de mi boca.
Ella se dejó caer sobre sus rodillas y me miró cambio por primera vez.
-Por fin- dijo _______, desgarrando mi cerebro de nuevo hacia los bosques que nos rodeaban. Había perdido su aliento, como si hubiéramos estado corriendo. -Ahí está la casa.-
No podía dejar que _________ me viera cambiar. Yo no podía cambiar ahora. Seguí la mirada de ________ hacia la parte trasera de la casa de Jeremy, un destello cálido de color rojo marrón en esta fría noche azul. Y ahora yo estaba corriendo.
A dos pasos del auto, todas mis esperanzas de entrar en calor en la bronco fueron aplastados en el momento en que le tomó a __________ inútilmente tirar de la puerta cerrada. En el interior, las llaves se sacudieron con la fuerza de su esfuerzo. El rostro de __________se torció con frustración.
-Vamos a tener que probar con la casa- dijo ella.
Nosotros no teníamos que forzar la entrada en la casa de Jeremy. El siempre dejaba una llave de repuesto pegada en la pared de la puerta de atrás. Traté de no pensar en las llaves del coche colgando en el encendido de la bronco, si las tuviéramos, yo ya habría entrado en calor. Mis manos temblaban mientras yo tomaba la llave de repuesto y trataba de introducirla en el cerrojo. Yo ya me estaba haciendo daño. ¡Date prisa, idiota. Date prisa! - pensé, Yo simplemente no podía dejar de temblar.
________ cuidadosamente me quitó la llave, sin ni siquiera un mínimo de miedo, aunque ella tenía que saber lo que estaba sucediendo. Cerró una de sus manos cálidas sobre mí, tratando de ahuyentar el frío y mis temblores, con la otra mano, ella metió la llave en el picaporte y abrió la puerta. Dios, por favor que la planta este encendida. Por favor, que la calefacción este encendida.
Su mano estaba en mi codo, empujandome dentro de la oscura cocina. Yo no podía arrojar el frío, se aferraba a cada pedazo de mí. Mis músculos empezaron a sufrir calambres y puse mis dedos sobre mi cara, con los hombros encogidos.
-No- dijo Grace, su voz era aún firme, como si estuviera respondiendo una simple pregunta. -No, ven, vamos-
Ella me apartó de la puerta y la cerró detrás de mí. Su mano se deslizó a lo largo de la pared junto a la puerta, encontrando los interruptores de luz, y, milagrosamente las luces se encendieron, iluminando todo en color fluorescente. _________ me tomo de nuevo, arrastrandome más lejos de la puerta, pero yo no quería moverme. Yo sólo quería hacerme bolita y rendirme.
-No puedo, _________, ya no puedo.-
Yo no se si le había dicho eso en voz alta o no, pero ella no me escucho de todos modos. En cambio, ella me sentó en el suelo directamente encima de una rejilla de ventilación, y se quitó la chaqueta para envolverla alrededor de mis hombros y en encima de mi cabeza. Luego se sentó delante de mí y puso mis frías manos sobre su cuerpo.
Sacudí y apreté los dientes para evitar temblar, intentando concentrarme en ella, en ser humano, en calentarme. Ella estaba diciendo algo, yo no podía entenderla. Su voz era demasiado fuerte. Todo era demasiado fuerte. Olía aquí adentro. Estaba tan cerca, su olor explotaba en mis narices. Me dolía. Todo me
hacía daño. Me quejé, muy suavemente.
Ella se levantó de un salto y corrió por el pasillo, con las manos golpeando los interruptores de la luz mientras los hacía, y luego ella desapareció. Yo gemí y puse mi cabeza sobre mis rodillas. No, no, no, no. Yo ya ni siquiera sabía lo que se suponía debía estar luchando. ¿El dolor? ¿Los temblores?
Ella estaba de vuelta. Tenía las manos mojadas, me tomó de las muñecas y su boca se movía, su voz sonaba fuerte pero era indescifrable. Los sonidos era para los oídos de alguien. La miré fijamente, y ella me empujó de nuevo, era más fuerte de lo que yo pensaba que era. Me puse de pie, y mi altura de alguna manera me sorprendía. Despues me estremecí con tanta violencia que su chaqueta se me cayó de los hombros. El aire frío golpeaba mi cuello y me estremecía tanto que y casi me fui sobre mis rodillas.
La chica me agarró aún más fuerte y me llevó tomado de los brazos, hablando todo el tiempo, en voz baja, haciendo sonidos relajantes. Ella me empujó hacia una puerta y el calor emanaba de su interior. Dios, no. No. No. Traté de salir y luchó contra sus brazos, mis ojos estaban fijos en la pared del cuarto de azulejos. Una bañera estaba delante de mí, parecía una tumba. El vapor salía del agua, el calor era tentador y maravilloso, pero cada parte de mi cuerpo se resistió.
-Justin,¡ no trates de luchar contra mí! Lo siento. Lo siento, pero no sé qué otra cosa pueda hacer -
Mis ojos aún estaban fijos en la bañera, y aferré mis dedos al borde de la puerta.
-Por favor- susurre
En mi cabeza, las manos me sujetaban dentro de la bañera, las manos que olían a infancia y a la familiaridad de abrazos y sábanas limpias y todo lo que yo siempre había conocido. Me empujaron dentro del agua. Hacía calor, la temperatura de mi cuerpo estaba caliente. Las voces contaban juntas, estas no decían mi nombre. Corta. Corta. Corta. Corta. Ellos hacían agujeros en mi piel, dejando salir lo que estaba dentro. El agua tenía franjas de color rojas tenue. Yo grité, luché, grité. Ellos no hablaban. La mujer gritó dentro del agua mientras me sujetaba hacia dentro de ella.
Yo soy Justin, les dije, sosteniendo mi rostro sobre el agua roja. Soy Justin. Soy Justin. Soy. . .
-Justin! -
La chica me arrancó de la puerta y la empujé contra la pared, me tropecé y caí dentro de la bañera. Ella me empujó mientras yo luchaba para recuperar mi equilibrio, ella envío mi cabeza contra la pared y dentro del agua hirviendo.
Me quedé inmóvil, hundiendome, el agua se cerraba sobre mi cara, hirviendo mi piel, hirviendo mi cuerpo, ahogando mis temblores. __________ levantó suavemente mi cabeza fuera del agua, sosteniéndola en sus brazos, con un pie en la bañera detrás de mí. Estaba empapada y temblando.
-Justin -dijo ella. -Dios, ¡lo siento. Lo siento mucho. Lo siento! Yo no sabía qué otra cosa hacer. Por favor perdóname. Lo siento -
Yo no podía dejar de temblar, mis dedos se aferraban en el borde de la bañera. Yo quería salir, quería que ella me abrazara para poder sentirme seguro. Quería olvidarme de la sangre que corría por las cicatrices en mis muñecas.
-Sácame de aquí- susurré. -Por favor, sácame-
-¿Está lo suficientemente caliente? -pregunto ella
Yo no podía contestar. Me estaba desangrando. Apreté los puños y los llevé hacia mi pecho. Cada caricia de agua sobre mis muñecas enviaba una nueva ola de escalofríos a través de mí. Su rostro estaba lleno de dolor.
-Voy a encontrar el termostato y subir la temperatura. Justin, tienes que quedarte allí hasta que yo vuelva con toallas. Lo siento mucho.-
Cerré los ojos.
Pasé toda una vida con la cabeza apenas por encima del agua, incapaz de moverme, y luego _________ volvió, sostenía una pila de toallas que no se coordinaban. Se arrodilló en la bañera para alcanzarme, la oí hacer un murmullo detrás de mi cabeza. Me sentía caer por el desagüe junto con el agua de color rojo "remolinos".
-No puedo sacarte si no me ayudas. ¡Por favor, Justin!.-
Ella me miró como si estuviera esperando a que me moviera. El agua drenaba lejos de mis muñecas,
los hombros, la espalda, hasta que estuve en una bañera vacía. ________ puso una toalla encima de mí, estaba muy caliente, como si la hubiera calentado. Luego tomó una de mis muñecas con cicatrices en sus manos y me miró.
-Puedes salir ahora - dijo ella.
Yo la miraba, sin pestañear, con las piernas dobladas por el lado de la pared de azulejos, como un insecto gigante. Ella se agachó y trazó mis cejas con sus dedos.
-Realmente tienes unos ojos hermosos -
- Los podemos conservar- le dije.
-¿Qué?- Pregunto _________
-Es la única cosa que podemos conservar. Nuestros ojos permanecen iguales.-Yo aflojé mis puños. -Yo nací con estos ojos. Como si hubiera nacido para esta vida.-
Y como si no hubiera amargura en mi voz _______ respondió: - Bueno, son hermosos. Hermosos y tristes.- Se agachó y tomó mis dedos, sus ojos estaban fijos en los míos, sosteniendo mi mirada. -¿Crees que ya puedas levantarte?- preguntó.
Y pude hacerlo. Mirando a sus ojos cafes y a nada más, salí de la bañera, y ella me sacó del baño y me regresó a mi vida.
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