lunes, 2 de julio de 2012
Capitulo 22
Justin
16.8°C
Pasé mucho tiempo rodeando el estacionamiento, después de dejar a ___________. Frustrado con Jack, frustrado por la lluvia, frustrado con las limitaciones de mi cuerpo humano. Yo podía oler que un lobo había estado allí, sólo un ligero olor del rastro de un lobo, pero no podía localizar una dirección o incluso decir con certeza que había sido Jack. Era como estar ciego. Finalmente me di por vencido y finalmente, después de estar sentado en el coche durante varios minutos, decidí ceder a la atracción de la casa de Jeremy. Yo no podía pensar en ningún otro lugar en particular para iniciar la búsqueda de Jack, pero el bosque detrás de la casa era un lugar lógico para encontrar a lobos en general. Así que me dirigí hacia mi vieja casa de verano.
Yo no sabía si Jeremy había sido un humano este año, ni siquiera podía recordar claramente mi propios meses de verano. Los recuerdos se borraban entre sí hasta que se convertían en un compuesto de estaciones y olores, sus orígenes ocultos. Jeremy había estado cambiando por más tiempo que yo, por lo que parecía poco probable que él hubiera sido humano este año, cuando yo no lo había sido. Pero también sentía que debería haber tenido más años de cambios de una forma a otra, más que esto. Yo no había estado cambiando por tan tiempo como él. ¿Cuándo mis veranos se habían ido?
Necesitaba a Jeremy. Necesitaba su orientación. Yo quería saber por qué la bala me había hecho humano, quería saber cuánto tiempo más tenía con ___________. Necesitaba saber si este era el final.
-Tú eres el mejor de ellos- me había dicho una vez, y todavía recordaba la forma de su rostro cuando me lo dijo. Cuadrada, confiable y sólida. Un ancla en un mar agitado. Yo sabía lo que quería decir: el más humano de la manada.
Eso fue después de que hubiera visto a_________ desde su columpio de llanta. Pero cuando llegué a la casa, esta todavía estaba vacía y oscura, y mis esperanzas se disiparon. Se me ocurrió que todos los otros lobos probablemente ya habían cambiado para el invierno, ya no quedaban muchos lobos jóvenes. A excepción de Jack, ahora.
El buzón estaba repleto de sobres y avisos de la oficina de correos notificándole a Jeremy que recogiera más correo en la oficina principal. Lo tomé todo esto y lo puse en el coche de _________. Yo tenía una llave de su apartado postal, pero la tomaría más tarde. Me negaba a pensar que no volvería a ver de nuevo a Jeremy. Pero el hecho era que si Jeremy no estaba por allí, a Jack no le habían mostrado las reglas. Y alguien tenía que sacarle de la escuela y de la civilización hasta que detuviera sus imprevisibles cambios que venían con ser un lobo nuevo. Su muerte ya le había hecho bastante daño a la manada. Yo no iba a dejar que nos expusiera, ya fuera cambiando en público ó mordiendo a alguien.
Ya que Jack ya había hecho una visita a la escuela, me decidí a operar bajo la suposición de que él también había tratado de volver a casa, así que me dirigí hacia el hogar de los Gomez. No era ningún secreto en lugar donde él vivía, todo el mundo en el pueblo conocía la enorme mansión de estilo Tudor que podría ser vista desde la carretera. La única mansión en Mercy Falls. Yo no creía que nadie estuviera en casa a esta hora del día, pero de todos modos estacione la camioneta bronco de _________ aproximadamente a media milla de distancia por si acaso y atravesé el bosque de pinos a pie.
Efectivamente, la casa estaba vacía, aparecía ante mí como una gran estructura de un cuento viejo. Al dar un rápido tour por las puertas apareció el olor inconfundible de lobo. Yo no podía decir si el estaba adentro, o como yo, había venido mientras todo el mundo estaba fuera y ya había regresado a los bosques.
Recordando lo vulnerable que era en mi forma humana, me di la vuelta y olfateé el aire, buscando entre los pinos una señal de vida. Nada. O al menos nada lo suficientemente cerca como para que mis sentidos humanos pudieran reconocerlo. Ya que era una acción de rigor, entré en la casa para ver si Jack estaba allí, o tal vez ya secuestrado en una habitación cerrada reservada para los monstruos. Tampoco estaba orgulloso de mi trabajo al entrar a la casa, hice añicos una ventana en la puerta de atrás con un ladrillo y me ti la mano a través del agujero irregular y gire la perilla.
Ya en el interior, busque de nuevo en el aire. Pensé que olía a lobo, pero era débil y un poco rancio. No estaba seguro de por qué Jack podría oler de esa manera, pero seguí el rastro a través de la casa. Mi camino me condujo a un conjunto masivo de puertas de roble, estaba seguro de que el camino me estaba llevando a otra parte. Cuidadosamente la empujé para abrirla, entonces respiró hondo. El salón de la entrada estaba lleno de animales. Rellenos. Y no eran de peluche.
El tenue cuarto tenía un techo alto y daba la sensación de una exposición de museo: Animales de América del Norte, o algún tipo de santuario a la muerte. Mi mente buscaba letras de canciones, pero sólo pudo formar una sola frase: Llevamos las sonrisas de los muertos.
Me estremecí En la media luz que se filtraba por lo alto de las ventanas redondas encima de mi cabeza, parecía como si no hubiera suficientes animales para llenar el arca de Noé. Allí había un zorro, rígidamente con una codorniz rellena en su boca. Y por allá un oso negro, pasando por encima de mí con las garras extendidas. Un lince, arrastrándose eternamente a lo largo de un tapete. Y un oso polar, con peces disecados en sus patas. ¿Se podía disecar un pez? Yo nunca lo había considerado.
Y entonces, en medio de una manada de ciervos de todos los tamaños y formas, vi la fuente del olor que había detectado anteriormente: Un lobo mirando sobre su hombro hacia mí, enseñando sus dientes, ojos de vidrio amenazantes. Caminé hacia él, alcanzando a tocar su frágil piel. Bajo mis dedos, el olor rancio florecía, liberando secretos a mi nariz, y reconocí el aroma único de mi bosque. Mis manos se convirtieron en puños, y dí un paso atrás, rastreando la piel. Era uno de nosotros. Tal vez no. Tal vez sólo un lobo.
Excepto que nunca antes había conocido a un lobo normal en nuestros bosques.
- ¿Quién eras? -Le susurré.
Pero la única característica común entre las dos formas de un hombre lobo eran los ojos, hacía tiempo que había sido extraídos y remplazados por un par de los de vidrio. Me preguntaba si Derek, quien fue acribillado a balazos la noche en que fue asesinado, se uniría a este lobo en este macabro zoológico macabro. La sola idea retorció mi estómago. Miré alrededor de la sala una vez más y después me retiré hacia la puerta principal. Cada pedazo de mi parte animales que todavía quedaba en mí me gritaba para que me alejara de este olor a muerte que llenaba la sala.
Jack no estaba aquí y yo no tenía ninguna razón para quedarme.
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Chicas la mansión que puse arriba, algo así es la de los Gomez.
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