lunes, 2 de julio de 2012
Capitulo 24
Tu
11.2 ° C
Pasé la mayor parte de la mañana y de la tarde revisando mi tarea de Inglés mientras que Justin estaba recostado en el sofá, con una novela en la mano. Era una especie de ligera tortura el estar en la misma habitación con él, pero separados de manera bastante efectiva por un libro de texto. Después de varias horas sólo interrumpidas por una breve pausa para el almuerzo breve, yo no pude soportarlo más.
-Siento como si estuviéramos perdiendo nuestro tiempo juntos- le confesé.
Justin no me contestó, y me di cuenta de que no me había escuchado. Repetí mi declaración, y el parpadeó, lentamente sus ojos se centraron en mí mientras regresaba del mundo donde había estado sumergido y dijo:
-Estoy feliz solo por estar aquí contigo. Eso es suficiente-
Estudié su rostro durante un largo rato, tratando de decidir si realmente lo sentía. Fijándose en su número de página, Justin dobló cuidadosamente la orilla de la página y dijo:
- ¿Quieres ir a algún sitio? Si ya te cansaste de estudiar, podríamos ir a hurgar a la casa de Jeremy, para ver si Jack a regresado por allí.-
Me agradaba la idea. Desde la aparición de Jack en la escuela, me sentía intranquila acerca de dónde y cómo se presentaría la próxima vez.
-¿Crees que él estará ahí?-
-Yo no lo sé. Los lobos nuevos siempre parecían encontrar su camino hacia allá, y ahí es donde la manada tiende a vivir, en ese tramo de la frontera del bosque detrás de la casa- dijo Justin.
-Sería bueno pensar que finalmente él hubiera encontrado su camino hacia la manada.-
Su rostro parecía preocupado, pero no llegó a decir por qué. Yo sabía por qué yo quería que Jack encajara la manada, no quería que nadie expusiera a los lobos por lo que eran. Pero Justin parecía estar preocupado por algo más grande e innombrable.
En la luz de oro de la tarde, manejé la camioneta bronco hacia la casa de Jeremy, mientras Justin me daba las instrucciones. Teníamos que seguir el tortuoso camino alrededor de la frontera del bosque por alrededor de treinta y cinco minutos para llegar a la casa. No me había dado cuenta de lo mucho que se extendía el bosque hasta que se lo rodeamos. Creo que tenía mucho sentido, ¿De que otra manera se podría ocultar a una manada completa de los lobos, sin cientos de hectáreas despobladas para ayudar?
Acerqué la bronco a la entrada hasta llegar a la fachada de ladrillo. Las ventanas oscuras parecían ser unos ojos cerrados, la casa estaba abrumadora-mente vacía. Cuando Justin abrió su puerta, el dulce aroma de los pinos que resguardaban el patio llegó a mi nariz.
-Bonita casa.-
Me quedé mirando las altas ventanas que brillaban en el sol de la tarde. Una casa de ladrillo de este tamaño fácilmente podría imponerse, pero no había un ambiente que te hiciera sentir así, tal vez la expansión de los setos cortados de igual manera al frente o el comedero de pájaros que estaba desgastado y que parecía que había surgido del césped. Era una especie de cómodo lugar. Parecía el tipo de lugar que crearía a un muchacho como Justin.
- ¿Cómo lo consiguió Jeremy?-
Él frunció el ceño.
-¿La casa?, Él solía ser un abogado de hombres ricos, así que él tiene dinero. Él compró la casa para la manada-
- Eso es muy generoso de su parte- le dije y cerré la puerta del coche. - ¡Maldición!-
Justin se inclinó sobre el techo de la camioneta y me miró.
-¿Qué?-
-Deje las llaves en el coche. Mi cerebro estaba en piloto automático -
Justin se encogió de hombros no dándole importancia.
-Jeremy tiene un Slim-jim en la casa ( herramienta de desbloqueo que se utiliza para abrir los automóviles sin necesidad de la llave), podemos tomarla cuando volvamos del bosque-
- ¿Un Slim-Jim? Que apropiado- le dije, sonriendo le. - Me gusta los hombres con habilidades ocultas-
-Bueno. . . aquí tienes uno - respondió Justin. El volvió su rostro hacia los árboles en el patio trasero. -¿Estas lista para entrar?-
La idea era a la vez convincente y aterradora. Yo no había estado en el bosque desde la noche de la caza, y antes de eso, había estado ahí la tarde en que había visto a Jack con los demás lobos. Parecía que sólo los recuerdos de estos bosques estaban llenos de violencia. Me di cuenta de que Justin estaba sosteniendo su mano hacia mí.
-¿Tienes miedo?-
Me preguntaba si había una manera de tomar su mano sin admitir mi miedo. No era precisamente miedo. Sólo una emoción que se arrastraba a lo largo de mi piel y levantaba el vello de mis brazos. El aire era fresco, no el típico aire muerto del invierno. Eso facilitaba el que hubiera mucha comida para los lobos sin que tuvieran que atacarnos. Los lobos son animales tímidos.
Justin me tomó de la mano, su agarre era firme y su piel se sentía caliente contra el fresco aire de otoño. Sus ojos me estudiaban, grandes y luminosos en el resplandor de la tarde, y por un momento me encontré inmersa en su mirada, recordando esos ojos que estudiaba cuando eran parte del rostro de un lobo.
-No tenemos que buscarlo en este momento- dijo él.
-Yo quiero ir.- Era verdad.
Una parte de mí quería ver donde Justin viva durante estos meses fríos cuando no merodeaba por el límite de nuestro patio trasero. Y una parte de mí, la parte que le dolía la pérdida cuando la manada aullaba por la noche, me estaba rogando que siguiera ese ligero aroma de la manada a través del bosque. Todo eso pesaba en mí más que cualquier pedazo de mí ansiedad. Para probar mi voluntad, me dirigí hacia el patio trasero, llegando al límite del bosque, sin soltar la mano de Justin.
-Ellos se mantendrán alejados de nosotros- dijo Sam, como si todavía tuviera que convencerme. -Jack es el único que se acercaría a nosotros.-
Miré hacia él con la ceja levantada.
- Sí. . . acerca de eso. Él no va a venir hacia nosotros con mucha ferocidad tipo película de terror, ¿o sí?-
-No te convierte en monstruo. Sólo se te quita tus inhibiciones- dijo Justin. "¿Acaso era muy agresivo cuando estaba en la escuela?-
Yo, al igual que el resto de la escuela, había oído la historia de cómo Jack había mandado a un chico al hospital después de una fiesta, yo lo había descartado como chisme hasta que vi al chico con mis propios ojos, caminando por los pasillos con la mitad de su cara todavía hinchada. Jack no necesitaba de una
transformación para convertirse en un monstruo. Le hice una mueca.
-El era un poco agresivo. . . sí.-
-Si te hace sentir mejor, - dijo Justin- no creo que él esté aquí. Aunque realmente espero que aparezca.-
Así que entramos en el bosque. Este era un tipo diferente de bosques de aquél que limitaba con el patio de mis padres. Estos árboles estaban muy apretados, la maleza se mezclaba entre los troncos como si los estuviera sosteniendo. Zarzas atrapaba mis jeans, y Justin se detenía a recoger fresas de nuestros tobillos.
No vimos ningún signo de Jack, o de cualquiera de los lobos, durante nuestro lento progreso lento. De hecho, no pensaba que Justin estuviera haciendo un muy buen trabajo de exploración de los bosques que nos rodeaban. Tuve una gran actuación al pretender que no me daba cuenta de que él se detenía a mirarme cada pocos segundos. . . No mucho tiempo después me encontre con enredando mi cabello con un par de ramas, que tiraban de él dolorosamente. Justin se detuvo para quitármelas.
-Se pondrá mejor- prometió.
Era dulce que él pensara que esto iba a asustarme lo suficiente como para regresa al coche. Como si yo tuviera algo mejor que hacer que ver como cuidadosamente el sacudía las ramas y los erizos de mi pelo.
- No estoy preocupada por eso,- le aseguré. -Solo estoy pensando que nunca sabríamos si alguien más estuviera por aquí. Los bosques pueden continuar infinitamente- Justin pasó los dedos por mi cabello como si estuviera más rebabas del árbol, aunque yo sabía que ya se habían ido todas, y probablemente él también lo sabía.
Hizo una pausa y me sonrió, y luego inhaló profundamente.
-No huele a que estemos solos-
Y yo sabía que el me miraba, esperando para que yo lo comprobara, a que admitiera que si lo intentara, yo podía oler el aroma de la vida oculta, de la manada a nuestro alrededor. En su lugar, tomé su mano de nuevo y le dije
-Guíame, sabueso.-
La expresión de Justin se volvió un poco nostálgica, pero el me llevó a través de la maleza, hasta una colina. Tal como lo prometió, era aún mejor. Las espinas se adelgazaron y los árboles crecían más altos y más rectos, sus ramas no comenzaban sino hasta unos pocos metros sobre nuestras cabezas. El blanco de la corteza de los abedules pelados parecía de mantequilla a la luz que penetraba por la tarde, y sus hojas parecían de oro delicado.
Me volví a Justin, y sus ojos reflejaban el misma color miel casi tirando a amarillo brillante. Me detuve en seco. Era mi bosque. El bosque de oro a donde siempre había imaginaba huir. Justin, viendo mi cara, dejó caer su mano de la mía y dio un paso atrás para mirarme.
-Hogar-, dijo él.
Creo que él estaba esperando para a que yo dijera algo. O tal vez no me estaba esperando que yo dijera algo. Tal vez lo vio en mi rostro. Yo no tenía nada que decir, solo miraba a la luz brillante en nuestro alrededor y a las hojas que colgaban de las ramas como plumas.
-Hey.- Justin me cogió del brazo, mirando a ambos lados de mi rostro, como si estuviera buscando algunas lágrimas. -Te ves triste.-
Me volví lentamente en círculo, el aire parecía moteado y vibrante a mí alrededor.
-Yo siempre solía imaginar venir aquí, cuando era pequeña. No puedo imaginar cómo lo habría podido ver.-
Probablemente no tenía sentido lo que estaba diciendo, pero yo seguí hablando, tratando de razonar.
-El bosque detrás de mi casa no se parece a este. No hay abedules. Ni hojas amarillas. No sé cómo lo puedo reconocer.-
-Tal vez alguien te hablo de él-
-Creo que recordaría si alguien me dijera cada pequeño detalle sobre esta parte del bosque, hasta el color del este cielo brillante. Yo ni siquiera sé cómo alguien podría haberme dicho todo eso.-
Justin dijo: - Yo te hable de él. Los lobos tienen formas divertidas de comunicación. Mostrándose imágenes entre ellos, cuando están cerca uno del otro"-
Me volví hacia donde él estaba de pie, una mancha oscura contra la luz, y lo mire fijamente.
-Tu no te vas a detener, ¿verdad?- le pregunte.
Justin sólo me miró intensamente, la silenciosa mirada lupina que yo conocía tan bien, triste e intensa.
-¿Por qué siempre tienes que regresar a eso?-
- Tu fuiste mordida.-
Él camino lentamente en círculo alrededor mío, arrastrando las hojas con su pie, y mirándome debajo de sus oscuras cejas.
-¿Y?- pregunte.
-Así que es acerca de quién eres. Se trata de ser uno de nosotros. Tú no podrías haber reconocido este lugar si no fueras un lobo también _________. Sólo uno de nosotros hubiera sido capaz de ver lo que yo te mostré." Su voz era tan seria, sus ojos tan intensos.
-Yo no podría, no podría ni siquiera hablar contigo en este momento si no fueras como nosotros. Se supone que no debemos hablar sobre lo que somos con la gente normal. No es como si tuviéramos muchas reglas para vivir, pero Jeremy me dijo que esa es una regla que no se puede romper.- Eso no tenía sentido para mí.
-¿Por qué no?-
Justin no dijo nada, pero sus dedos tocaron su cuello, donde le habían disparado, mientras lo hacía, yo vi las pálidas y brillantes cicatrices en su muñeca. Me parecía mal que para alguien tan dulce como Justin, él tuviera que portar siempre la evidencia de la violencia humana. Me estremecí con el frío cada vez mayor de la tarde. La voz de Justin era suave.
-Jeremy me contaba historias. La gente nos mata en todo tipo de maneras horribles. Morimos en los laboratorios, nos dispararan y nos envenenan. Podría ser la ciencia lo que nos cambia, ________, pero todo lo que las personas ven es magia. Creo en lo que dice Jeremy. No podemos decirle a la gente, no a los que no son como nosotros-
-Yo no cambio Justin. Yo no soy realmente como tú.-
La decepción hizo un nudo en mi garganta, uno que no podía tragar. Él no contestó. Nos quedamos juntos en el bosque durante un largo rato antes de que el suspirara y hablara de nuevo.
- Después de que te mordieron, yo sabía lo que pasaría. Esperé a que cambiaras, cada noche, para poderte traer de vuelta y evitar que te lastimaran -
Una ráfaga de viento frío levanto su pelo y envió una lluvia de hojas de oro brillando a su alrededor. El extendió sus brazos, dejándolos caer en sus manos. El parecía un ángel de la oscuridad, en un bosque de otoño eterno.
-¿Sabías que puedes tener un día feliz por cada una de estas que atrapas?-
Yo no sabía lo que quería decir, incluso después de que abrió el puño y me mostrara la hoja arrugada en su mano.
-Un día feliz por cada hoja que atrapes.- La voz de Justin era suave.
Vi los bordes de las hojas, poco a poco ondeando en la brisa.
-¿Cuánto tiempo esperaste? -
Hubiera sido insoportablemente romántico, si el hubiera tenido la valentía de mirarme a la cara y decírmelo, pero en su lugar, bajó la vista al suelo y a sus botas desgastadas que se paraban sobre las hojas, un sinfín de posibilidades para días felices en el suelo.
-Nunca he dejado de esperar-
Y yo también debí haber dicho algo romántico, pero tampoco tuvo el valor para hacerlo. Así, que en vez de eso, vi la forma tímida en la que se chupaba el labio y la manera en que estudiaba las hojas, y después le dije:
-Eso debe haber sido muy aburrido.-
Sam se echó a reír, una risa divertida.
-Tu solías leer mucho. Y pasabas mucho tiempo dentro de la ventana de la cocina, donde no te podía ver muy bien.-
-¿Y no suficiente tiempo desnuda delante de la ventana de mi habitación?- Yo me burlé.
Justin se puso rojo. - Eso, -dijo él, -no es el punto de esta conversación.-
Sonreí dulcemente por su vergüenza, y comencé a caminar de nuevo, levantando algunas hojas doradas. Oí que lagunas de ellas raspaban detrás de mí.
- ¿Y me puedes decir de nuevo cuál era el punto?-
-¡Olvídalo!" Dijo Justin. -¿Te gusta este lugar o no?-
Me detuve en seco, girando hacia él.
- Hey.- Lo señale, alzó las cejas y se detuvo en seco también. -Tu no creías que Jack estaría aquí, ¿verdad? -pregunte. Sus gruesas y oscuras cejas se acercaron aún más. -¿En verdad tenías la intención de buscarlo?-
El alzó sus manos, rindiendose.
-¿Qué quieres que diga?-
- Tu solo estabas tratando de ver si yo lo podía reconocer, ¿no es así?- Dí un paso más, cerrando la distancia entre nosotros. Podía sentir el calor de su cuerpo, incluso sin todavía tocarlo, el frío cada vez aumentaba cada vez más. -Tu de alguna manera me hablaste sobre esto. ¿Cómo me lo pudiste mostrar?-
-Sigo tratando de explicartelo. Pero tu no quieres escucharlo, porque eres terca. Es la forma en que hablamos, es la única manera de expresarnos que tenemos. Sólo son imágenes. Sólo sencillas imágenes. Tu has cambiado, _________. Sólo que tu piel no lo ha hecho. Quiero que me creas.-
Tenía las manos aún en alto, pero estaba empezando a sonreírme, y se reflejaba en la luz.
-Así que sólo me trajiste aquí para ver esto.- Di un paso adelante de nuevo, y él dio un paso atrás.
-¿Te gusta?-
-Con falsas pretensiones.- Otro paso adelante y otro hacia atrás. La sonrisa se amplió.
-Entonces, ¿te gusta?-
- Cuando sabía perfectamente que nadie más vendría.- Sus dientes brillaban en su sonrisa.
-¿Te gusta?- Le dí un golpe a su pecho con mis manos.
-Tu sabes que lo amo. Sabías que yo lo haría.- Fui a golpearlo de nuevo, y él me agarró de las muñecas.
Por un momento nos quedamos ahí, él me mirándome con la media sonrisa capturada en su rostro, y yo mirándolo tambien: Solo eramos un chico y una chica. Hubiera sido el momento perfecto para besarme, pero no lo hizo. Él sólo me miró y me miró, y para cuando me di cuenta de que bien podría besarle yo, me
di cuenta de que su sonrisa se desvanecía.
Justin bajó lentamente mis muñecas y las liberó.
-Estoy contento de que te guste-, dijo, en voz muy baja.
Mis brazos aún colgaban de los costados, justo donde Sam los había puesto. Yo fruncí el ceño.
-Se suponía que me besarías-
-Pensé en ello -Respondió.
Yo solo me quedé mirando a la forma suave y triste de sus labios, lucían igual que su voz. Probablemente lo estaba mirando fijamente, pero no podía dejar de pensar en lo mucho que quería que él me besara y lo estúpido que era el que yo lo deseara así.
-¿Por qué no lo haces?-
El se inclinó y me dio el más ligero de los besos. Sus labios, frescos y secos, siempre muy respetuosos y muy desesperantes.
-Tengo que entrar pronto- susurró. -Está haciendo más frío-
Por primera vez presté atención al viento helado que cortaba en mis mangas largas. Una de las ráfagas de viento arrojó miles de hojas que caían de nuevo en el aire, y por un segundo, pensé que olía a lobo.
Justin se estremeció.
Mirándolo a la cara en la penumbra, de repente me di cuenta de que sus ojos tenían miedo.
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AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA bvuehvhdevgehwhgvwr
ResponderEliminarLA DEJASTE EN LA MEJOR PARTEEEE
noooooooo siguelaaa lo antes posiblee, amo esta novela LA AMOO
siguela prontoooo