miércoles, 5 de diciembre de 2012

Capitulo 32


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-Deberiamos tener una cita-
-podemos?
-Si podemos
-Ahora eres mi novio
-Ahora estoy feliz

Tu
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La primera cosa que me dijó Justin al día siguiente fue: "Es hora de llevarte a una cita de verdad", bueno, en realidad lo primero que dijo fue: "Tu pelo esta muy desaliñado por la mañana." Pero la primer cosa lúcida que el dijo ( porque yo me negaba a creer que mi cabello parecía desaliñado por la mañana) fue la
declaración de la cita. 

Era un "día de trabajo" para los maestros en la escuela, así que teniamos el día entero para nosotros, lo que era indulgente de su parte. El dijo esto mientras agitaba un poco de avena y miraba sobre su hombro hacia la puerta principal. A pesar de que mis padres habían desaparecido muy temprano debido algún tipo de negocio de mi padre, Justin aún parecía preocupado de que ellos volvieran a aparecer y decidieran cazarlo. 

Me reuní con él en el mostrador y me apoyó en el, mirando hacia abajo al sartén, yo no estaba muy entusiasmada por la idea de la avena. Yo la había tratado de cocinar antes, y me había sabido muy. . . saludable. 

-Así que acerca de esta cita, ¿adónde me vas a llevar?, ¿algún lugar emocionante, como en medio del bosque?- El apretó su dedo en mis labios, justo donde comenzaban, el no sonrió.

-Sera una cita normal, con comida y mucha diversión-. Volví la cara para que su mano estuviera contra mi pelo. 

-Sí, suena a mucha diversión- le dije de manera sarcástica, porque él todavía no estaba sonriendo. 

-Yo no creí que hicieras algo normal-

 -¿Podrías pasarme dos platos?- dijo Justin. Los dejé en el mostrador y Justin dividió la avena entre los dos, estos liberaron un olor dulce. 

-Yo sólo quiero tener una verdadera cita, para que así tengas algo real para record-. . .- El se detuvo y miró hacia las copas, sus brazos se apoyaban en el mostrador, se encogió de hombros y finalmente se volvió para mirarme y dijo: -Quiero hacer bien las cosas contigo. ¿Podemos tratar de hacer algo normal?-

Con un movimiento de mi cabeza, acepte un plato y probé una cucharada, era todo de azúcar morena y sabía a especies. Señalé a la avena que cubría la cuchara de Justin, 

-no tengo ningún problema con hacer algo normal. ¡Esta cosa esta pegajosa!-

-Que ingrata eres- dijo Justin y miró tristemente a su plato.

-¿No te gustó ¿verdad?-

-Nooo… de hecho esta muy bien-. Justin respondió, -Jeremy solía cocinarlo para mí, claro, después de que superé mi fijación con el huevo.-

 -¿Tenías una fijación con el huevo?-, pregunte.

-Bueno, yo era un niño muy peculiar,- dijo Justin e hizo un gesto hacia mi tazón. 

-Si no te gusta, no tienes que comértelo. Cuando hayas terminado, nos vamos.-

 -¿A dónde?-

 -Es una sorpresa- respondió. 

Y eso fue todo lo que necesitaba escucha para que la avena se fuera de inmediato y después ya tenía mi gorro, abrigo y mochila en mano. Por primera vez en esa mañana, Justin se echó a reír, y yo estaba ridículamente feliz de oírlo. 

-Te pareces a un cachorro, como si al sonar mis llaves ya estuvieras lista, saltando por la puerta esperando para tu caminata.-

-¡Guau!- Justin me acarició la cabeza al salir y juntos nos aventuramos hacia la fría mañana. Una vez que estuvimos dentro de la bronco y ya en camino, lo presione de nuevo,

 -¿Así que no me dirás a dónde vamos?-

-No, lo único que te diré es que por favor pretendas que esto es lo que hice contigo el primer día que te conocí, en lugar de se recibir un disparo.-

-No tengo tanta imaginación- le dije.

-Yo sí, la imaginare por tí, con tanta fuerza que tú tendras que creerla-.El sonrió para demostrar que lo estaba imaginando, una sonrisa tan triste que me cortó la respiración. -Voy a cortejarte como es debido, para que mi obsesión contigo ya no parezca tan rara-

-Pareciera que la mía es la que es rara.- Miré por la ventana mientras nos alejábamos de la entrada. El cielo estaba liberando lentamente un copo de nieve, uno después de otro. -Yo tengo. . . ya sabes, ¿cómo se llama eso? ¿él síndrome en que las personas se identifican con la gente que los ha salvado?-

Justin sacudió la cabeza y se volvió al lado opuesto de la escuela.

 -Tú estás pensando en el síndrome de Munchausen, donde la persona se identifica con su secuestrador.-

Yo sacudí la cabeza. 

-Eso no es. ¿Qué no el sindrome de Munchausen es cuando las personas inventan enfermedades para llamar la atención?-

-¿Lo es?- preguntó Justin. -A mí simplemente me gusta decir 'Munchausen, porque me siento como si realmente puediera hablar alemán- 

Yo me reí.

-Ulrik nació en Alemania - dijo Justin. -Él tiene toda clase de interesantes cuentos infantiles sobre hombres lobo.- El se volvió hacia la calle principal que atravesaba del centro de la ciudad y empezó a buscar un espacio para estacionarse. -Él dijo que había personas que eran mordidas por su propia voluntad, de vuelta en los viejos tiempos.-

Miré a Mercy Falls, a las tiendas, todas ellas tenían tonos marrón y gris, pero bajo el pesado cielo estas parecían aún más marrón y gris, y para ser Octubre, este se veía inquietantemente muy parecido al invierno. Ya no había hojas verdes en los árboles que crecían al lado de la calle, y algunos de ellos ya no tenían hojas por completo, se añadían al aspecto sombrío de la ciudad. Todo era igual, sin importar a donde mirara. 

-¿Por qué querrían hacer eso?- finalmente pregunte. 

-En los cuentos populares, ellos se convertían en lobos y robaban ovejas y otros animales, cuando la comida era escasa. Y algunos de ellos cambiaban por el simple placer de hacerlo.-  Estudié su rostro, tratando de leer su voz. 

-¿Hay algúna diversión en eso?- El apartó la mirada, yo pensé que era porque estaba avergonzado de su respuesta, hasta que me di cuenta de que en realidad estaba mirando sobre su hombro para aparcar en paralelo frente a una fila de tiendas. 

-Algunos de nosotros les gusta mucho, incluso les gusta más que ser humanos. A Shelby le encanta, pero como te he dicho antes, yo creo que su vida humana fue bastante horrible, así que. . . no lo sé. La mitad de mi vida que es el lobo, es una gran parte de mí ahora, y me es difícil imaginar la vida sin ella.-

-¿En un buen ó mal sentido?- pregunte.

Justin me miró, sus ojos mielados se fijaban en mí, como si me quisieran abrazar y retenerme. 

-Echo de menos ser yo, te echo de menos. Todo el tiempo.-

Dirigí mi mirada hacia mis manos.

 -No en este momento, no ahora.-

Justin se estiró a través del asiento y me tocó el pelo, pasó una mano hacia abajo hasta que atrapó sólo los extremos de este entre sus dedos. El estudió los cabellos, como si estos pudieran contener los secretos de mi en sus mechones castaños. Sus mejillas se enrojecieron ligeramente, él aún se sonrojaba cuando me decía un cumplido. 

-No- él admitió, -en este momento, ni siquiera puedo recordar como se siente ser infeliz.-

Por alguna razón esa declaración hizo que las lágrimas comenzaran a formarse en las esquinas de mis ojos, parpadeé, agradecida de que él aún estuviera mirando mi pelo. Hubo una larga pausa.

Él dijo: "Tú no recuerdas ser atacada."

-¿Qué?-

-Tu no recuerdas nada de cuando fuiste atacada, ¿verdad?-

Fruncí el ceño y saque mi mochila que estaba en mi espalda, sorprendida del abrupto cambio de tema. 

-No lo sé, tal vez. Para mí, fue como su hubieran sido una gran cantidad de lobos, más de los que yo creo que en realidad pudieron haber sido. Y luego, me acuerdo de tí, recuerdo que tu te quedaste atrás, y luego sólo tocaste mi mano- y Justin me tocó la mano, -y mis mejillas- él tocó mi mejilla, cuando los demás fueron duros conmigo, él no. -Supongo que querían comerme, ¿no es así? -

Su voz fue suave.

 -¿No recuerdas qué pasó después, cómo sobreviviste?-

Traté de recordar. Todo eran destellos de nieve, y rojo, y aliento en mi cara. Y luego mamá gritaba, pero debía de haber algo en medio de todo eso. De alguna manera debo de haber atravesado el bosque y llegado a la casa. Me traté de imaginar caminando, tropezando con la nieve. 

-¿Camine?-

El me miró, esperando a que yo respondiera mi propia pregunta.

-Yo sé que no lo hice, pero no puedo recordar. ¿Por qué no puedo recordar?-

Ahora estaba frustrada, con la incapacidad de mi propio cerebro de cumplir con su función. Parecía una simple solicitud, pero yo sólo recordaba el olor de Justin, Justin en todas partes, y luego el sonido familiar del pánico de mamá mientras luchaba por llegar al teléfono.

-No te preocupes por eso,- dijo Justin. -No importa-, pero de pronto pensé que en realidad si importaba.

Cerré los ojos, recordando el olor de los bosques de ese día y la sensación de traqueteo mientras me movía hacia la casa, unos brazos me apretaban. Abrí los ojos nuevamente.

 -¡Tú me cargaste!- 

Justin me miró bruscamente.

Todo estaba volviendo, en la forma en que recuerdas los sueños cuando tienes fiebre. 

-Pero eras humano- le dije. -Recuerdo haberte visto como un lobo, pero tú debiste haber sido humano para poder cargarme. ¿Cómo hiciste eso?- Encogió los hombros, impotente.

-Yo no sé cómo cambie, es lo mismo que paso cuando me dispararon, y yo ya era un humano cuando me encontraste-. Sentí algo aletear en mi pecho, la esperanza. -¿Puedes hacerte cambiar tú mismo?-


-No es así. Sólo han sido dos veces, y no he sido capaz de hacerlo otra vez, nunca, sin importar cuanto lo he deseado. Y créeme, lo he deseado mucho.-

Justin apagó la bronco con un aire de poner fin a la conversación, y yo metió la mano en mi mochila para sacar un gorro. Al salir del coche, me paré en la acera y esperé.

Justin llegó desde la parte trasera del coche y se detuvo cuando me vio.

 -¡Oh, Dios mío!, ¿qué es eso?-

Yo usé mi dedo pulgar y el dedo medio para señalar al pom-pom multicolor que cubría mi cabeza. 

-En mi lengua, lo llamamos un gorro, y mantiene a mis orejas calientes- 

-Oh, Dios mío- dijo Justin nuevamente, cerrando la distancia entre nosotros. Él tomó mi cara entre sus manos y me estudió. -Es terriblemente lindo.- El me besó, miró al sombrero, y luego me besó de nuevo.

Yo juré nunca perder el gorro de pom-pom. Justin aún sostenía mi cara, y yo estaba segura de que todos en el pueblo nos miraban ahora, pero yo no quería alejarme, y lo dejé que me besara una vez más, y esta vez fue suave como la nieve, apenas un toque, y entonces él me soltó y tomó en su lugar mi mano.

Me tomó un tiempo encontrar de nuevo mi voz, y cuando lo hice, yo no podía dejar de sonreír.

 -Está bien, ¿a dónde vamos?- Hacía mucho frío, así que yo sabía que teníamos que estar cerca, no podíamos quedarnos aquí por mucho más tiempo.

Los dedos de Justin estaban atados fuertemente con los míos. 

-Primero, a una tienda de _________. Eso es lo que un caballero de verdad haría.-

Me reí, completamente diferente a lo usual, y Justin se echó a reír porque, él lo sabía. Yo estaba borracho de Justin. Lo dejé que guiara por la calle, hasta el “Crooked Shelf”, una librería independiente, yo no había estado allí por casí un año. Al parecer era lago estúpido, teniendo en cuenta los libros que leía, pero yo era una hija con una muy limitada mesada, casi todos mis libros eran de la biblioteca.

-Esta es una tienda de __________ única, ¿verdad?- Justin abrió la puerta sin esperar a que pudiera responder. Una ola maravillosa de olor a libro nuevo salió corriendo, recordándome inmediatamente a la Navidad, mis padres siempre me compraban libros para Navidad. Con un melódico ding, la puerta de la tienda se cerró detrás de nosotros, y Justin soltó mi mano. 

-¿Y ahora a dónde quieres ir? Te voy a comprar un libro, sé que quieres uno.-

Sonreí al mirar las pilas, inhalando de nuevo. Cientos de miles de páginas que nunca habían sido tocadas, esperando por mí. Los estantes formaban un cálido, ambiente de madera clara, con montones de cubiertas de todos los colores.

El encargado de la tienda se encontraba detrás del pequeño cubículo en el cajero
sentado, haciendo caso omiso de nosotros, de ese mismo lado había una escalera cubierta con alfombra que se dirigía a mundos desconocidos.

-Yo podría vivir aquí-le dije.