
Justin
-2.8°C
Cuando la alarma de __________ sonó a la mañana siguiente a las 6:45 para despertarse e ir a la escuela, gritando electrónicas obscenidades a mi oído, yo de inmediato me levante de un salto, con mi corazón palpitantando con fuerza, tal como lo había hecho el día anterior. Mi cabeza estaba repleta de sueños: lobos y humanos y manchas de sangre en los labios.
-Ummmm, - _________ murmuró, despreocupada, y tiró de las sábanas alrededor de su cuello. - Apaga eso, ¿quieres? Ya en un momento me levanto. En. . .un segundo.-
Ella se dio la vuelta, su cabello cafe apenas era visible por encima del borde de la frazada, y se hundió en la cama como si se hubiera convertido en parte del colchón. Y eso fue todo. Ella estaba dormida y yo no lo estaba. Me recosté contra su cabecera y deje que durmiera unos minutos más junto a mí, cálida y soñando placenteramente. Le acaricie el cabello cuidadosamente con mis dedos, formando una línea a través de su frente, alrededor de su oreja y solo un poco hacia arriba de su largo cuello, donde su pelo dejaba de ser un cabello limpio y propio y en su lugar comenzaba a ser solo pelusas de bebé que iban hacia todas partes.
Eran fascinantes, estas suaves plumas suaves que crecerían para ser su cabello. Yo estuve muy tentado a inclinarme y morderlas muy suavemente, en despertarla y besarle y retrasarla para la escuela, pero no podía dejar de pensar en Jack y Christa y en las personas que se convertian en malos hombres lobo. Si fuera a la escuela, ¿acaso podría seguir el rastro de Jack con mi sentido del olfato que ahora era más débil?
-__________- dije en voz baja. - Despierta -
Ella hizo un suave ruido que, más o menos se traducía como déjame en paz, en el idioma del sueño.
-Es hora de despertar - le dije, y metí mi dedo en su oreja.
_________ gritó y me golpeó a mí. Y ella ya estaba de pie. Nuestras mañanas juntos, estaban empezando a tener la comodidad de una rutina. Mientras que _________ seguía perseguida por el sueño y tropezaba hacia la ducha, yo ponía un pan en la tostadora para cada uno de nosotros y convencía a la cafetera de hacer algo que sonaba como hacer realmente café.
De vuelta en su dormitorio, escuchaba a ________ cantar desafinada en la ducha, mientras me ponía mis jeans y revisaba sus cajones en busca de calcetines que no se parecieran muy de chica como para que los tomara prestado.
Oí a que mi respiración se detuvo, incluso antes de sentirlo. Fotografías, acomodadas entre sus bien doblados calcetines. Fotos de los lobos. De nosotros. Con cuidado, levanté la pila del cajón y me dirigí hacia la cama. Dándole la espalda a la puerta como si estuviera haciendo algo ilícito, hojeé las fotos con los dedos, lentamente. Había algo fascinante en ver estas imágenes con mis ojos humanos. Algunos de los lobos a los que les podía unir los nombres humanos eran los mayores, los que siempre habían cambiado antes de mí. Jeremy, grande, voluminoso coloe azul-gris. Paul, negro y de apariencia limpia. Ulrik, de color marrón-gris. Salem, con muescas en su oído y un ojo que no le funcionaba bien. Suspiré, aunque no sabía por qué.
La puerta se abrió detrás de mí, dejando una ráfaga de vapor que olía al jabón de _____________.
________ se puso detrás de mí y apoyó su cabeza en mi hombro, yo respiraba envuelto en su aroma.
-¿Mirandote a ti mismo? -Preguntó.
Mis dedos que se agitaban entre las fotos, se congelaron.
- ¿Yo estoy aquí?-
___________ le dió la vuelta a la cama y se sentó frente a mí.
-Por supuesto. La mayoría de las fotos son de ti, ¿no te reconoces a tí mismo? Oh. . . Por supuesto que no. Dime quién es quién- .
Más lento aún, hojeé las imágenes de nuevo como mientras ella se sentaba junto a mí, la cama se quejaba de sus movimientos.
-Ese es Jeremy. Él siempre está a cargo de los nuevos lobos. -
Aunque sólo había habido dos nuevos lobos después de mí: Christa y el lobo que ella había creado, Derek. El hecho era que yo no estaba acostumbrado a tener jóvenes recién llegados, por lo general nuestra manada crecía por otros lobos de más edad que nos encontraban, no por la adición de novatos salvaje-mente nacidos, como Jack.
-Jeremy es como un padre para mí. -
Sonaba raro el decirlo así, incluso si era cierto. Yo nunca había tenido que explicárselo a nadie. Él había sido el que me había tomado bajo su protección después de que escapé de mi casa, y él que había pegado de nuevo, cuidadosamente, los fragmentos de mi cordura.
-Me doy cuenta de como te sientes acerca de él - dijo ___________, y parecía sorprendida por su propia intuición. -Tu voz es diferente cuando hablas de él-
-¿Lo es? -Ahora era mi turno para estar sorprendido. - Diferente ¿cómo? -Ella encogió los hombros, luciendo un poco tímida.
- No lo sé. Orgulloso, supongo. Creo que es dulce, ¿Quién es ella? -
- Shelby - le dije, y no había orgullo en mi voz para ella.
-Ya te hablé antes sobre ella- . __________ miró mi cara.
La memoria de la última vez que Shelby y yo nos habíamos visto hizo que mi intestino girara incómodamente.
-Ella y yo no vemos las cosas de la misma manera. Ella cree que el ser un lobo es un regalo- . A mi lado, __________ asintió, y yo estaba agradecido de dejarlo así.
Pasé a través de las fotografías, más de Shelby y Jeremy, hasta que me detuvo ante la negra figura de Paul. -
- Ese ese Paul. Él es el jefe de la manada cuando somos lobos. Ese es Ulrik junto a él. - Señalé al lobo marróngris al lado de Paul. - Ulrik es como un tío loco ó algo así. Un tío alemán. Él maldice mucho-
-Suena muy bien.-
-Es muy divertido.-
En realidad, yo debí haber dicho era muy divertido. Yo no sabía si ésta había sido su último año, o si aún podría tener otro verano. Recordaba su risa, como una bandada de cuervos al despegar, y la forma en que se aferraba a su acento alemán, como si no pudiera ser Ulrik sin el.
-¿Estás bien? - Preguntó _________, frunciendo el ceño.
Sacudí la cabeza, mirando a los lobos en las fotografías, tan claramente los animales veían a través de mis ojos humanos. Mi familia. Yo. Mi futuro. De alguna forma, las fotografías borraban una línea que no estaba dispuesto a cruzar todavía.
Me di cuenta de que ___________ tenía su brazo alrededor de mi hombro, su mejilla se apoyaba en mí, consolándome a pesar de que no podía entender lo que me estaba molestando.
- Me gustaría que los hubieras conocido - le dije, - cuando todo el mundo era humano.-
No sabía cómo explicarle la gran parte de mí que eran ellos, sus voces y rostros como seres humanos, y sus olores y formas como los lobos. Que perdido me sentía ahora, el único que llevaba piel humana.
- Dime algo sobre ellos-, dijo Grace, su voz se ahogaba en contra de mi camiseta.
Dejé que mi mente revoloteara sobre mis recuerdos.
-Jeremy me enseñó a cazar cuando yo tenía ocho años. Lo odiaba.- Recordé estar de pie en la sala de
Jeremy, mirando fijamente al la primera helada del invieron cubrir las ramas de los árboles, brillante y parpadeante a la luz de la mañana. El patio trasero parecía un planeta peligroso y extraño.
-¿Por qué lo odiabas?- Preguntó ___________.
-No me gustaba ver la sangre. No me gustaba lastimar las cosas. Yo tenía ocho años.-
En mis recuerdos, parecía yo ser pequeño, inocente. Yo había pasado todo el verano anterior haciéndome creer que ese invierno, con Jeremy, sería diferente, que no iba a cambiar y que me iba a seguir comiendo los huevos que cocinaba Jeremy para siempre. Pero a manera en que las noches se hicieron más frías, incluso los corto viajes afuera hacían temblar mis músculos, yo sabía que el momento en que sería incapaz de evitar el cambio venía pronto, y que Jeremy no estaría a mi alrededor para cocinarme por más tiempo. Pero eso no quería decir que me iría de buena gana.
-Entonces ¿Porqué cazar?- Preguntó _______, siempre lógica. -¿Por qué no solo dejar comida allí afuera para ustedes mismos?-
-Hah. Le hicé la misma pregunta a Jeremy , y Ulrik dijo: - Ya, y los mapaches y zarigüeyas, también? -
________ se rió, demasiado encantada con mi pesima impresión del acento Ulrik.
Sentí una oleada de calor rodar por mis mejillas, se sentía bien el hablar con ella sobre la manada. Yo amaba el brillo en sus ojos, la rareza curiosa en su boca, ella sabía lo que yo era y quería saber más. Pero eso no quería decir que era correcto el decirle. Ella era alguien fuera de la manada.
Jeremy siemre había dicho siempre, a los únicos que tenemos que proteger es a nosotros mismos. Pero Jeremy no conocía a _________. Y __________ no era solo una humana. Ella tal vez no había cambiado, pero había sido mordida y era loba en el interior. Tenía que serlo.
-¿Y qué pasó entonces?- Preguntó ___________. -¿Qué fue lo que cazaste? -
-Conejos, por supuesto- , le respondí. -Jeremy me sacó mientras que Paul los esperaba en una camioneta para recogerme después, en caso yo fuera inestable, lo suficiente para cambio de nuevo.-
No pude olvidar cómo Jeremy me había detenido en la puerta antes de salir, doblándose para poder mirar a mi rostro. Estaba inmóvil, tratando de no pensar en cambiar y romperle el cuello a un conejo con los dientes. En decirle adiós a Jeremy por el invierno. El había tomado mi hombro y me dijo:- Justin, lo siento. No te asustes -
Yo no había dicho nada, porque yo estaba pensando que hacía demasiado frío, y Jeremy no cambiaría de nuevo después de cazar, y entonces yo no tengo a nadie que sabía cocinar bien los huevos. Jeremy hizo huevos perfecto. Más que eso. Jeremy me mantuvo Justin.
En aquel entonces, con las cicatrices en las muñecas aún tan fresco, que había estado tan peligrosamente cerca de la fractura en algo que no era ni humanos ni lobos.
-¿Qué estás pensando?- Preguntó ________. - Dejaste de hablar.-
Miré hacia arriba, me había dado cuenta de que había apartado la mirada .
-En la transformación. - . _________ presionó su barbilla en mi hombro, su voz era vacilante. Ella me hizo una pregunta, que me había pedido antes.
- ¿Duele transformarse?-
Pensé en el lento proceso de agonía, la modificación, la flexión de los músculos, el abultamiento de la piel, la molienda de los huesos. Los adultos siempre habían tratado de ocultar sus cambios de mí. Pero no me daba miedo, sólo me compadecía, ya que incluso Jeremy se quejaba de dolor. Yo era un mal mentiroso, así que no me molesté en intentarlo.
- Sí -
- Es algo que en me entristece pensar, que lo tuviste que hacer cuando solamente eras un pequeño niño- dijo __________. Estaba frunciendo el ceño y parpadeando sus brillantes ojos. - En realidad, me molesta mucho. Pobre pequeño Justin." Me tocó la barbilla con un dedo y yo me apoyé la mano. Era como si tuviera ocho años otra vez. Me dolía el pecho, mi respiración era rápida.
- Muéstrame como soy- le pregunté a _________, inclinando le las fotos con ella. -Por favor-
La dejé tomar la pila de mi mano y la vi ponerlas a la luz, pasando las fotos, en busca de una en particular.
-Esta es favorita -
Miré a la foto que me había entregado. Un lobo ví, y tenía mis ojos, un lobo me seguía mirando desde el bosque, la luz del sol tocaba los bordes de su piel. La mire y la mire, esperando a que significara algo. Esperando un poco de reconocimiento. Parecía injusto que las identidades de los otros lobos estaban tan claras para mí en sus fotografías, pero que la mía se escondiera. ¿Qué había en esta foto, que hacía que los ojos de __________ se iluminaran? ¿Y si no era yo? ¿Y si ella estaba enamorada de un lobo ó de otro que pensaba que era yo? ¿Cómo iba a saberlo?
___________ era ajena a mis dudas y malinterpretó mi silencio como fascinación. Desplegó sus piernas y se puso de pie, frente a mí, luego pasó una mano por mi pelo. Levantó la palma de la mano a la nariz, inhalando profundamente.
-Sabes. . . aún hueles a lobo-
Y yo, en vez de decirle alguna cosa que me podría haber hecho sentir mejor. Le entregué la foto para que se la llevara. ___________ se detuvo en la puerta, apenas reflejada con la opaca luz gris de la mañana, y me volvió a mirar, a mis ojos, mi boca, mis manos, de tal manera que hizo sentir algo en mi interior y desató
unl nudo insoportable en él
Yo no creía que perteneciera aquí en su mundo, un niño atrapado entre dos vidas, arrastrando los peligros de los lobos hacía mí, pero cuando ella dijo mi nombre, esperando a que yo la siguiera, supe en ese momento que haría cualquier cosa para quedarme aquí. . . con ella.