-Deberiamos tener una cita-
-podemos?
-Si podemos
-Ahora eres mi novio
-Ahora estoy feliz
Tu
7.2°C
La primera
cosa que me dijó Justin al día siguiente fue: "Es hora de llevarte a una cita de
verdad", bueno, en realidad lo primero que dijo fue: "Tu pelo esta muy
desaliñado por la mañana." Pero la primer cosa lúcida que el dijo ( porque yo me
negaba a creer que mi cabello parecía desaliñado por la mañana) fue la
declaración
de la cita.
Era un "día de trabajo" para los maestros en la escuela, así que
teniamos el día entero para nosotros, lo que era indulgente de su parte. El dijo esto
mientras agitaba un poco de avena y miraba sobre su hombro hacia la puerta
principal. A pesar de que mis padres habían desaparecido muy temprano
debido algún tipo de negocio de mi padre, Justin aún parecía preocupado
de que ellos volvieran a aparecer y decidieran cazarlo.
Me reuní
con él en el mostrador y me apoyó en el, mirando hacia abajo al sartén, yo
no estaba muy entusiasmada por la idea de la avena. Yo la había tratado de
cocinar antes, y me había sabido muy. . . saludable.
-Así que acerca de esta
cita, ¿adónde me vas a llevar?, ¿algún lugar emocionante, como en medio del
bosque?- El apretó
su dedo en mis labios, justo donde comenzaban, el no sonrió.
-Sera una cita
normal, con comida y mucha diversión-. Volví la
cara para que su mano estuviera contra mi pelo.
-Sí, suena a mucha diversión- le dije de manera sarcástica, porque él todavía no estaba sonriendo.
-Yo no
creí que hicieras algo normal-
-¿Podrías
pasarme dos platos?- dijo Justin. Los dejé en el mostrador y Justin dividió la
avena entre los dos, estos liberaron un olor dulce.
-Yo sólo quiero tener una
verdadera cita, para que así tengas algo real para record-. . .- El se
detuvo y miró hacia las copas, sus brazos se apoyaban en el mostrador, se encogió
de hombros y finalmente se volvió para mirarme y dijo: -Quiero hacer bien
las cosas contigo. ¿Podemos tratar de hacer algo normal?-
Con un
movimiento de mi cabeza, acepte un plato y probé una cucharada, era todo de
azúcar morena y sabía a especies. Señalé a la avena que cubría la cuchara de
Justin,
-no tengo ningún problema con hacer algo normal. ¡Esta cosa esta
pegajosa!-
-Que
ingrata eres- dijo Justin y miró tristemente a su plato.
-¿No te gustó ¿verdad?-
-Nooo…
de hecho esta muy bien-. Justin respondió, -Jeremy solía cocinarlo para mí, claro, después de que superé mi fijación
con el huevo.-
-¿Tenías
una fijación con el huevo?-, pregunte.
-Bueno,
yo era un niño muy peculiar,- dijo Justin e hizo un gesto hacia mi tazón.
-Si no
te gusta, no tienes que comértelo. Cuando hayas terminado, nos vamos.-
-¿A
dónde?-
-Es
una sorpresa- respondió.
Y eso fue
todo lo que necesitaba escucha para que la avena se fuera de inmediato y después ya tenía mi gorro, abrigo y mochila en mano. Por primera
vez en esa mañana, Justin se echó a reír, y yo estaba ridículamente feliz de
oírlo.
-Te pareces a un cachorro, como si al sonar mis llaves ya estuvieras
lista, saltando por la puerta esperando para tu caminata.-
-¡Guau!- Justin me
acarició la cabeza al salir y juntos nos aventuramos hacia la fría mañana. Una
vez que estuvimos dentro de la bronco y ya en camino, lo presione de
nuevo,
-¿Así que no me dirás a dónde vamos?-
-No, lo
único que te diré es que por favor pretendas que esto es lo que hice contigo el
primer día que te conocí, en lugar de se recibir un disparo.-
-No
tengo tanta imaginación- le dije.
-Yo
sí, la imaginare por tí, con tanta fuerza que tú tendras que creerla-.El sonrió para
demostrar que lo estaba imaginando, una sonrisa tan triste que me cortó la
respiración. -Voy a cortejarte como es debido, para que mi obsesión contigo ya
no parezca tan rara-
-Pareciera que la mía es la que es rara.- Miré por la ventana mientras nos alejábamos de la entrada. El cielo estaba liberando lentamente un copo de nieve, uno después de otro. -Yo tengo. . . ya sabes, ¿cómo se llama eso? ¿él síndrome en
que las personas se identifican con la gente que los ha salvado?-
Justin sacudió
la cabeza y se volvió al lado opuesto de la escuela.
-Tú estás pensando en
el síndrome de Munchausen, donde la persona se identifica con su secuestrador.-
Yo sacudí
la cabeza.
-Eso no es. ¿Qué no el sindrome de Munchausen es cuando las
personas inventan enfermedades para llamar la atención?-
-¿Lo es?- preguntó Justin. -A mí simplemente me gusta decir 'Munchausen, porque me
siento como si realmente puediera hablar alemán-
Yo me reí.
-Ulrik
nació en Alemania - dijo Justin. -Él tiene toda clase de interesantes cuentos
infantiles sobre hombres lobo.- El se volvió hacia la calle principal que atravesaba
del centro de la ciudad y empezó a buscar un espacio para estacionarse. -Él dijo que había personas que eran mordidas por su propia voluntad,
de vuelta en los viejos tiempos.-
Miré a
Mercy Falls, a las tiendas, todas ellas tenían tonos marrón y gris, pero bajo el
pesado cielo estas parecían aún más marrón y gris, y para ser Octubre, este se
veía inquietantemente muy parecido al invierno. Ya no había hojas verdes en
los árboles que crecían al lado de la calle, y algunos de ellos ya no tenían
hojas por completo, se añadían al aspecto sombrío de la ciudad. Todo era igual,
sin importar a donde mirara.
-¿Por qué querrían hacer eso?- finalmente
pregunte.
-En
los cuentos populares, ellos se convertían en lobos y robaban ovejas y otros animales,
cuando la comida era escasa. Y algunos de ellos cambiaban por el simple
placer de hacerlo.- Estudié su
rostro, tratando de leer su voz.
-¿Hay algúna diversión en eso?- El apartó
la mirada, yo pensé que era porque estaba avergonzado de su respuesta,
hasta que me di cuenta de que en realidad estaba mirando sobre su hombro para
aparcar en paralelo frente a una fila de tiendas.
-Algunos de nosotros
les gusta mucho, incluso les gusta más que ser humanos. A Shelby le encanta,
pero como te he dicho antes, yo creo que su vida humana fue bastante
horrible, así que. . . no lo sé. La mitad de mi vida que es el lobo, es una gran
parte de mí ahora, y me es difícil imaginar la vida sin ella.-
-¿En
un buen ó mal sentido?- pregunte.
Justin me
miró, sus ojos mielados se fijaban en mí, como si me quisieran abrazar y
retenerme.
-Echo de menos ser yo, te echo de menos. Todo el tiempo.-
Dirigí mi
mirada hacia mis manos.
-No en este momento, no ahora.-
Justin se
estiró a través del asiento y me tocó el pelo, pasó una mano hacia abajo hasta
que atrapó sólo los extremos de este entre sus dedos. El estudió los cabellos,
como si estos pudieran contener los secretos de mi en sus mechones
castaños. Sus mejillas se enrojecieron ligeramente, él aún se sonrojaba cuando me
decía un cumplido.
-No- él admitió, -en este momento, ni
siquiera puedo
recordar como se siente ser infeliz.-
Por alguna
razón esa declaración hizo que las lágrimas comenzaran a formarse en las
esquinas de mis ojos, parpadeé, agradecida de que él aún estuviera mirando mi
pelo. Hubo una larga pausa.
Él dijo:
"Tú no recuerdas ser atacada."
-¿Qué?-
-Tu no
recuerdas nada de cuando fuiste atacada, ¿verdad?-
Fruncí el
ceño y saque mi mochila que estaba en mi espalda, sorprendida del abrupto
cambio de tema.
-No lo sé, tal vez. Para mí, fue como su hubieran sido una gran
cantidad de lobos, más de los que yo creo que en realidad pudieron haber sido.
Y luego, me acuerdo de tí, recuerdo que tu te quedaste atrás, y luego sólo
tocaste mi mano- y Justin me tocó la mano, -y mis mejillas- él tocó mi mejilla,
cuando los demás fueron duros conmigo, él no. -Supongo que querían
comerme, ¿no es así? -
Su voz fue
suave.
-¿No recuerdas qué pasó después, cómo sobreviviste?-
Traté de
recordar. Todo eran destellos de nieve, y rojo, y aliento en mi cara. Y luego mamá
gritaba, pero debía de haber algo en medio de todo eso. De alguna manera debo de haber atravesado el bosque y llegado a la casa. Me traté de imaginar
caminando, tropezando con la nieve.
-¿Camine?-
El me miró,
esperando a que yo respondiera mi propia pregunta.
-Yo sé
que no lo hice, pero no puedo recordar. ¿Por qué no puedo recordar?-
Ahora
estaba frustrada, con la incapacidad de mi propio cerebro de cumplir con su función.
Parecía una simple solicitud, pero yo sólo recordaba el olor de Justin, Justin en
todas partes, y luego el sonido familiar del pánico de mamá mientras luchaba por
llegar al teléfono.
-No te
preocupes por eso,- dijo Justin. -No importa-, pero de pronto pensé
que en realidad
si importaba.
Cerré los
ojos, recordando el olor de los bosques de ese día y la sensación de traqueteo
mientras me movía hacia la casa, unos brazos me apretaban. Abrí los ojos
nuevamente.
-¡Tú me cargaste!-
Justin me miró
bruscamente.
Todo estaba
volviendo, en la forma en que recuerdas los sueños cuando tienes fiebre.
-Pero eras humano- le dije. -Recuerdo haberte visto como un
lobo, pero tú debiste
haber sido humano para poder cargarme. ¿Cómo hiciste eso?- Encogió los
hombros, impotente.
-Yo no sé cómo cambie, es lo mismo que paso cuando me
dispararon, y yo ya era un humano cuando me encontraste-. Sentí algo
aletear en mi pecho, la esperanza. -¿Puedes hacerte cambiar tú mismo?-
-No es
así. Sólo han sido dos veces, y no he sido capaz de hacerlo otra vez, nunca, sin
importar cuanto lo he deseado. Y créeme, lo he deseado mucho.-
Justin apagó
la bronco con un aire de poner fin a la conversación, y yo metió la mano en mi
mochila para sacar un gorro. Al salir del coche, me paré en la acera y esperé.
Justin llegó
desde la parte trasera del coche y se detuvo cuando me vio.
-¡Oh, Dios mío!,
¿qué es eso?-
Yo usé mi dedo
pulgar y el dedo medio para señalar al pom-pom multicolor que cubría mi
cabeza.
-En mi lengua, lo llamamos un gorro, y mantiene a mis orejas calientes-
-Oh,
Dios mío- dijo Justin nuevamente, cerrando la distancia entre nosotros. Él tomó mi
cara entre sus manos y me estudió. -Es terriblemente lindo.- El me besó, miró
al sombrero, y luego me besó de nuevo.
Yo juré
nunca perder el gorro de pom-pom. Justin aún sostenía mi cara, y yo estaba
segura de que todos en el pueblo nos miraban ahora, pero yo no quería alejarme, y
lo dejé que me besara una vez más, y esta vez fue suave como la nieve,
apenas un toque, y entonces él me soltó y tomó en su lugar mi mano.
Me tomó un
tiempo encontrar de nuevo mi voz, y cuando lo hice, yo no podía dejar de
sonreír.
-Está bien, ¿a dónde vamos?- Hacía mucho frío, así que yo sabía que
teníamos que estar cerca, no podíamos quedarnos aquí por mucho más tiempo.
Los dedos
de Justin estaban atados fuertemente con los míos.
-Primero, a una tienda de
_________. Eso es lo que un caballero de verdad haría.-
Me reí,
completamente diferente a lo usual, y Justin se echó a reír porque, él lo sabía. Yo
estaba borracho de Justin. Lo dejé que guiara por la calle, hasta el “Crooked
Shelf”, una librería independiente, yo no había estado allí por casí un año. Al
parecer era lago estúpido, teniendo en cuenta los libros que leía, pero yo era una
hija con una muy limitada mesada, casi todos mis libros eran de la biblioteca.
-Esta
es una tienda de __________ única, ¿verdad?- Justin abrió la puerta sin esperar a que pudiera
responder. Una ola maravillosa de olor a libro nuevo salió corriendo, recordándome inmediatamente a la Navidad, mis padres siempre me compraban
libros para Navidad. Con un melódico ding, la puerta de la tienda se cerró
detrás de nosotros, y Justin soltó mi mano.
-¿Y ahora a dónde quieres ir? Te voy a
comprar un libro, sé que quieres uno.-
Sonreí al
mirar las pilas, inhalando de nuevo. Cientos de miles de páginas que nunca
habían sido tocadas, esperando por mí. Los estantes formaban un cálido, ambiente de
madera clara, con montones de cubiertas de todos los colores.
El encargado
de la tienda se encontraba detrás del pequeño cubículo en el cajero
sentado,
haciendo caso omiso de nosotros, de ese mismo lado había una escalera
cubierta con alfombra que se dirigía a mundos desconocidos.
-Yo podría
vivir aquí-le dije.